Más que atletas

Cuando alguien es atleta de alto rendimiento, prácticamente toda su vida gira alrededor del deporte que practica. Come, descansa, entrena, piensa e incluso sueña orientado a convertirse en un mejor atleta, romper sus marcas, cruzar metas, lograr ser selección nacional, llegar a los Juegos Olímpicos. La dopamina y la serotonina le saben deliciosas, la emoción de ganar, el reconocimiento público basado en sus logros, todo lo que conlleva el tener “buenos resultados” suman a la autoconfianza. Y eso es padrísimo ¿a quién no le gusta estar en la cima?, porque al final todo es fruto del esfuerzo, el trabajo duro y la disciplina.

Pero de lo que muy poco se habla es de lo que pasa con el atleta cuando no se está en la cima, cuando se tiene un mal día, cuando se presenta una mala racha, cuando una lesión le hace parar, cuando baja el rendimiento deportivo, cuando es señalado por no cumplir con las expectativas de la gente, cuando se encuentra en los últimos años de su carrera, cuando problemas personales afectan su desempeño.

La batalla mental es dura, más si no se tiene un buen manejo de las emociones, un apoyo psicológico o un círculo de apoyo. El atleta está tan inmerso en el deporte o lleva tantos años dedicándose a lo mismo que cree que su valor como persona se basa en lo que es como atleta, y con eso muchas cosas se pueden venir abajo: la autoconfianza, la motivación, el autoestima, el sentido de identidad, inclusive hay casos en los que caen en episodios de ansiedad, estrés o depresión.

Es fácil juzgar cuando solo se ve desde fuera, cuando no se está inmerso en el proceso particular del atleta, cuando uno se queda con lo que se ve y se comenta en redes sociales. Pero en realidad podemos hacer mucho por ellos, empezando por reconocer que son más que atletas, entender que son personas como todos nosotros, aplaudirles el esfuerzo que dan día tras día porque les prometo que todos salen a dar su 100%, seamos amables con lo que les decimos y demostremosles nuestro apoyo.

Y si eres atleta pasando por un momento difícil, recuerda que eres especial, que hay gente que te quiere por la persona que eres, más allá de lo que has hecho como deportista. Ocupa tu mente en otras actividades que no estén relacionadas con el deporte, desconéctate del mundo virtual. Acepta el momento que estás viviendo, expresa tus emociones, sé amable contigo mismo y no tengas miedo de acércate a un psicólogo deportivo.